FINALISTAS DEL CONCURSO DE
MICRORRELATOS
CATEGORÍA: BACHILLERATO
EL CICLO GRIEGO.
He
dejado un río atrás. ¡Qué extraño lugar! Yermo, sin vida.
Estoy
cubierto de sangre… “de mis enemigos, los griegos”.
¿Y
esa idea? Ni siquiera recuerdo mi nombre… “Héctor”, “Eneas” … No, yo no me
llamo así.
Me
acerco a un abismo, hay alguien en el borde.
-
¿Quién eres?
-
¿Acaso no reconoces al señor del inframundo, soldado?
-
¿Cómo…?
¡Oh,
no! Creo que alguien me ha empujado. De nuevo, vuelvo a empezar. Ya no recuerdo
nada.
LA EVOLUCIÓN DE ULAMOG
Entonces
caí por el abismo, y ya en el fondo, me encontré a unos hombres atados de pies
y manos contemplando sombras. Sólo pude liberar a uno antes de perder el
conocimiento.
CAJETILLAS.
A
la edad de veintisiete años apareció mi primer síntoma. Sobre mi cabeza se hizo
un pequeño agujero, minúsculo pero perceptible.
Lo
ignoré hasta que, una semana más tarde, empezaron a caer diminutos y dorados
granos de arena.
Hoy,
lustros más tarde, he entrado en casa y he visto encima de mi cama un traje de
cristal.
Había
una nota: “TIC TIC TAC”: en nada estoy allá.
QUÉ SUEÑO MÁS RARO
Y
de repente abrió los ojos. Pero no veía nada. Se abrazaba, pero no sentía el
brazo izquierdo. Volvió a intentarlo. Nada. La oscuridad la acompañaba, la
engullía. Intentó levantarse. No fue capaz. Empezó a jadear. Esto no le podía
estar pasando a una niña de 16 años.
Oyó
un chasquido, y una luz cegadora inundó la habitación. Se tapó los ojos,
temerosa. Lo que ella no sabía es que el raptor…
¡PLAS!
-
Se acabó, no puedes seguir emitiendo esto.
-
Pero yo… ellos se merecen saberlo… ¡Merecen
saber lo que…!
Piiiiiiiii….