"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca." (J. L. Borges). "Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada." (Cicerón). Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro. (Emily Dickinson).
lunes, 31 de marzo de 2014
miércoles, 12 de marzo de 2014
sábado, 8 de marzo de 2014
1º Concurso de microrrelatos. Lectura de los microrrelatos premiados.
Éstos son los microrrelatos premiados en las cuatro categorías:
Felicidades a todos/as.
martes, 4 de marzo de 2014
MICRORRELATOS FINALISTAS CATEGORÍA 3º Y 4º ESO.
"Lo único que se veía en aquel pasaje eran mis manos sudorosas iluminadas por una antorcha. No había nada más que paredes oscuras y rocosas. Mi jadeante respiración golpeaba mis tímpanos, y unas gotitas de agua resbalaban por mis finos cabellos mientras seguía caminando lentamente sin ningún paradero. De pronto, avisté una luz blanca, pensé en mi salvación, pero para mi sorpresa, al cruzar la luz, dejé de caminar. Mis ojos se limitaban a observar a una chica, muy parecida a mí, ahogándose en un pozo"
"Retortijones y la tez magullada tras el enfrentamiento.
Dio unos cuantos pasos y consiguió interpretar lo que había a través de los granos que ascendían. Un profundo socavón que contenía el fluido de la vida. Sediento, introdujo la cabeza. Lo que allí abajo vio no se lo pudo creer. La bola de cristal no mintió, pues estaba sucio, como el acero de la muerte tras cumplir su cometido.
Asustado, sacó la cabeza y dio tres pasos antes de notar el pinchazo."
sábado, 1 de marzo de 2014
MICRORRELATOS FINALISTAS
CATEGORÍA: 1º Y 2º ESO
UNO
Cayó, cayó y nunca se despertó, se dio cuenta de que no era
un sueño.
DOS
Este es el pozo que alguna vez reflejó a la luna, mostrando
el tesoro que escondía en su fondo.
TRES
Fui yo la que hace unos años pidió un deseo en el pozo; no
debí hacerlo. Ahora es otro el que ha pedido un deseo. Y soy yo la que está
perdida. El pozo me ha quitado lo que me dio. Y he tenido que pagar por haberlo
tenido.
CUATRO
EL POZO DE LOS DESEOS
Cada día la pequeña Nina se acercaba al pozo. Muchas
personas visitaban aquel lugar. Nina estiraba tímidamente su manita hambrienta,
ante la mirada invisible de aquella gente, que impasibles, tiraban sus monedas
al pozo, esperando satisfacer sus propias vidas. Aquel día, las monedas del
pozo brillaban como lágrimas de un Dios, quejándose en silencio. El escuálido
cuerpo de Nina no sentiría más hambre, y aquella gente nunca sabría que para
satisfacer sus deseos, deberían haberse fijado en Nina y no en el pozo.
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